14.6.07

Pequeña reseña a Friederich

"Todos los días deben ser santos para mí", dijo en otro tiempo mi juvenil sabiduría. ¡Palabras, en verdad, propias de una gaya ciencia!.

Pero entonces vosotros, mis enemigos, me robasteis mis noches, y me las trocasteis en duros insomnos. ¡Ay de mí! ¿Hacia dónde huyó mi gaya ciencia?.

En otro tiempo suspiraba por auspicios felices. Entonces hicisteis que se cruzara en mi camino un horrible y monstruoso búho. ¡Ay de mí! ¿Hacia dónde huyó entonces mi más tierno afán?.

A toda náusea prometí en otro tiempo renunciar: entonces trocasteis a mis allegados y prójimos en llagas purulentas. ¡Ay de mí! ¿Hacia dónde huyó entonces mis más noble promesa?

Como ciego recorría en otro tiempo sendas de felicidad: entonces arrojasteis basuras al camino del ciego, y él sintió náuseas del viejo sendero de ciego.

Y cuando consumé lo más arduo para mí y magnifiqué el triunfo de mis superaciones, entonces hicisteis clamar a cuantos me amaban que yo era quien más daño les hacía.

Así habéis procedido siempre: me habéis amargado mis mejores mieles y la laboriosidad de mis mejores abejas.

A mi benevolencia enviasteis siempre los más insolentes mendigos: e indujisteis a solicitar mi compasión a aquellos cuya desvergüenza era incurable. Así lastimasteis mi virtud en su fe.

Y cuando ofrendé en sacrificio lo que en mí había de más santo, vuestra "piedad" añadió al instante sus dones mas grasientos, de modo que en el vaho de vuestra grasa quedó ahogado hasta lo más santo en mí.

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